Economía verde y digitalización centran los programas de recuperación de los cuatro grandes países de la UE

Con el 41% de la población europea adulta vacunada, a un ritmo de vacunación superior a 20 millones de vacunas a la semana y el pasaporte de vacunación aprobado por los 27 países miembros para una mayor y más ágil circulación, ahora el objetivo es poner en marcha la recuperación económica de Europa aprovechando bien los fondos europeos aprobados en julio de 2020 para paliar la crisis provocada por la pandemia y que suponen el mayor paquete de ayudas de la historia de la Unión.

Las cuatro grandes economías de la eurozona, Alemania, Francia, España e Italia presentaron sus planes de recuperación hace un mes estableciendo prioridades muy diferentes. Hasta el momento solo Italia se ha mostrado interesada en pedir préstamos, aunque España deja la puerta abierta para el futuro.

¿Cómo van a invertir esos fondos los distintos países?

La dotación de financiación total para Next Generation EU asciende a 750.000 millones de euros. Esta cantidad se debe dividir en siete áreas, la más grande es el Fondo de Recuperación y Resiliencia (RFF). Este a su vez se compone de 337.000 millones de euros de subvenciones y 390.000 millones de euros de préstamos. Pero también existen, entre otros, el fondo Agrícola de Desarrollo Rural o el Instrumento de Inversiones Estratégicas.

Los cuatro países cumplen con los dos requisitos de referencia que exigían un gasto mínimo del 37% para el clima y el 20% para la transformación digital. Pero una vez diferenciado esto, cada país ha presentado su plan con estructuras muy distintas. En esta tabla se puede observar el gasto verde, el gasto digital y el resto del gasto.

A grandes rasgos, ¿a qué destinarán el resto?

En España, además de los 16 bn empleados para la digitalización, se gastará 22 bn de euros en prioridades políticas como la inclusión social, la educación, la investigación, la salud e incluso la cultura y el deporte. Los 31 bn destinados al plan ecológico se dedicarán a inversiones en el desarrollo de la movilidad eléctrica pero también en el transporte público.

Francia planea gastar 10 bn en el área digital y la mitad de sus fondos los invertirá en prioridades como la modernización de la red ferroviaria, un mayor desarrollo del transporte ferroviario de mercancías y de las líneas locales. También quiere invertir en hidrógeno descarbonizado, junto con proyectos de apoyo aeronáutico y apoyo para el desarrollo de mercados clave para la tecnología verde.

Italia coincide con Francia en la mejora de su red ferroviaria, pero en este caso priorizará el desarrollo de trenes de alta velocidad y además prevé una inversión significativa en la adaptación al cambio climático dentro de su gasto de la partida ecológica. Italia y España, también gracias a los mayores recursos de que disponen, planifican importantes inversiones en energías renovables y redes inteligentes, además del apoyo a proyectos de hidrógeno.

Alemania incluye poca financiación para áreas de política no relacionadas con el clima ni con lo digital, posiblemente porque se espera que Alemania reciba la cantidad más baja en euros, de ahí que sus inversiones en movilidad se centran por completo en el desarrollo de la movilidad eléctrica, con incentivos para fomentar el despliegue de automóviles eléctricos, autobuses y vehículos ferroviarios, y un impulso para desarrollar vehículos eléctricos e infraestructura de carga de automóviles. En otra línea de energía verde, el país germano se centrará fuertemente en el desarrollo de una economía del hidrógeno, a través de una variedad de instrumentos que van desde la financiación de la investigación hasta las contribuciones de carbono para las diferencias y el despliegue a gran escala.

El plan español de un vistazo y valorado por los expertos

Según la Secretaria general de la Delegación Socialista Española y portavoz de los socialdemócratas en la Comisión de Presupuestos, Eider Gardiazabal, el plan español “es muy ambicioso, coherente, y cumple con creces los requisitos exigidos por el reglamento. Un plan equilibrado, con numerosas propuestas de reformas y de inversiones que van a dar un impulso a España hacia un nuevo modelo de crecimiento sostenible”. Gardizabal considera que es un plan muy centrado en las personas, ya que destina una parte importante a la educación y la formación, a la inclusión social y a políticas de igualdad.

Desde el partido popular Europeo, su portavoz, Dolors Montserrat, critica que “la propuesta enviada por el gobierno de Pedro Sánchez no haya sido consensuada con el resto de fuerzas políticas, ni con los agentes sociales” y confía en que las instituciones europeas “supervisen que el Gobierno de España y el resto de gobiernos inviertan correctamente los fondos europeos”. “España no puede permitirse un nuevo Plan E como el impulsado por Rodríguez Zapatero que no tuvo un impacto positivo en la economía y la creación de empleo”, añade.

En este sentido, el portavoz de Ciudadanos en el Parlamento Europeo y miembro del grupo de trabajo de seguimiento de los planes de recuperación de la Eurocámara, Luis Garicano, afirma que “el Plan español tiene grandes debilidades porque no es un plan de país con consenso político y objetivos precisos, y evita concretar las reformas clave: educación, laboral, fiscal, pensiones, administración y unidad de mercado. Garicano piensa que “el riesgo de incumplimiento es alto” y critica que “una vez más este gobierno proponga invertir en cosas en lugar de en personas”. Lamenta que en la partida destinada a la reforma laboral, de nuevo se apueste por el fracasado sistema de subvenciones formativas, en lugar de fomentar el talento.

Y ahora, ¿cuál es la hoja de ruta?

La Comisión Europea tiene dos meses, desde que estos planes se presentaron, para evaluar y decidir si aprobarlos o no. Deberá comprobar, entre otras cosas, si hay un equilibrio entre las inversiones y las reformas estructurales solicitadas a los Estados; los hitos y los objetivos que se han fijado las capitales; que las reformas se adecúen a las recomendaciones formuladas por la Comisión, tanto ahora como en el Semestre Europeo de 2019 y 2020. Estas son demandas a las que los países hacían caso omiso pero que ahora quedan vinculadas a la recepción de los fondos.

A continuación, la Comisión deberá hacer una propuesta de implementación al Consejo Europeo, integrado por los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países miembros. El Consejo deberá aprobar por mayoría cualificada ese plan de implementación y entonces los países tendrán un margen hasta agosto de 2026 para ir cumpliendo sus propuestas, inversiones y gastos. A medida que los vayan llevando a cabo podrán solicitar su pago.

España tiene un reto importante a la hora de ejecutar sus inversiones ya que está a la cola de los países de la unión en cuanto a la ejecución de fondos estructurales por falta de proyectos planteados. Entre 2014 y 2020, nuestro país gastó apenas el 43% de los 56.522 millones de euros asignados para ese periodo.

Como dijo la comisaria de Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira, este plan “es un tsunami de dinero y responsabilidad”, ojalá España sea capaz de ejecutar con reformas y no buenas ideas todo el dinero que va a recibir de Europa. Es el momento de demostrar si nuestro país tiene o no buenos gestores que nos devuelvan a la senda del crecimiento.

Fuente:

Darvas, Z. and S. Tagliapietra (2021) ‘Setting Europe’s economic recovery in motion: a first look at national plans’, Bruegel

https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_21_1703

https://www.docdroid.com/2P6To6Z/valoracion-del-plan-de-recuperacion-espanol-luis-garicano-pdf