Por qué Mercadona sí innova

¿Qué convierte a Mercadona en uno de los retailers más rentables del mundo, y pese a estar sólo en España, un país que se empobreció mucho a consecuencia de la crisis?

En primer lugar, Roig sustituyó una política de promociones, que altera la caja y genera stocks, por una de siempre precios bajos. Con ello, los clientes saben que busquen el producto que busquen, tendrán a elegir entre los productos con precios más ajustados. En segundo lugar, Mercadona redujo la oferta de referencias por categoría. Hay quien piensa que esto limita la capacidad de elección del cliente, pero en tiempos de crisis se ha demostrado que el consumidor prefiere precio a elección.

El cliente es precisamente el «jefe«. Sólo él utiliza el parking del supermercado y él es el centro de la compañía. Así lo tienen interiorizado los empleados de Mercadona, que suelen ser gente cercana al barrio, y tienen unas condiciones económicas mejores que las de la competencia.

Otro de los aciertos de Mercadona es la calidad de sus productos de marca propia, algo que ha conseguido con un modelo de interproveedores difícil de alcanzar. En virtud de éste llega a acuerdos a largo plazo, mediante -al menos así lo cuentan- apretones de manos, con los fabricantes de los productos que más vende en sus tiendas. La confianza debe ser total para que el matrimonio funcione, ya que Mercadona busca tener acceso al escandallo de costes de los productores, y a cambio provee de consultores que ayudan al fabricante a reducirlos, aplicando las mejores prácticas que ha aprendido a lo largo de su trayectoria. La mejora se transforma en margen para ambas partes (hay quien dice que Mercadona siempre decanta la balanza a su favor). Y el proceso de mejora es continuo.

Roig no deja de instar a su gente a que encuentre y aplique mejoras de costes, pese a ser el suyo un sector tradicional donde los haya. Pero hay algo más importante, Mercadona consigue gozar de las eficiencias de un modelo de negocio verticalmente integrado, sin tener que asumir en su balance el pesado inmovilizado de las fábricas (que asumen sus proveedores). De esta forma, mejora la rentabilidad sobre su capital. Por todo ello, cabe pensar que cuando Roig, que pasa largo ratos al día escuchando quejas de sus clientes en el contestador telefónico, habla de trabajar más predica con el ejemplo.

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