La geopolítica, clave en la victoria de Eurovisión de 2022

El 14 de mayo, sábado, ha sido una fecha marcada por muchos en el calendario. Como suele ocurrir un sábado de mayo al año, este día ha sido el escogido por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) para acoger el festival de Eurovisión. El país responsable de celebrar el certamen ha sido Italia, después de que en 2021 su propuesta rockera «Zitti e buoni» llegase a los oídos de todos los países participantes. Pero el principal titular es que Ucrania ha ganado Eurovision 2022.

A diferencia de lo que ha ocurrido en anteriores ediciones, este 2022 muchas personas tenían guardada la fecha del festival en sus agendas. No solo por las propuestas disruptivas de cantantes como Chanel, quien ha llegado a sorprender a los jurados más exigentes. El principal motivo por el cual Eurovisión ha conseguido ser foco internacional tanto de organismos europeos como de medios de comunicación ha sido por el papel relevante que ha jugado la invasión de Rusia en Ucrania.

Un día después de que Putin comenzase a atacar de forma militar Ucrania, la UER, siguiendo la estela de otras competiciones deportivas y musicales, anunció que dicho país quedaba desclasificado de forma automática. No había vuelta atrás. No en vano, Ucrania no iba a tener el mismo veto por haber sido el país invadido, y en su caso, detalló desde el primer momento su intención de participar en el certamen.

Mariupol, ¿sede de Eurovisión 2023?

Conforme se iban conociendo las canciones de los países, el país invadido era quien mejor apuntaba en las encuestas. Y en este caso, alejado de la polarización política en la que Occidente lleva instalada desde hace casi una década, las casas de apuestas no fallaron. Los representantes ucranianos, Kalush Orchestra, fueron quienes más apoyos obtuvieron gracias al voto popular. No fueron premiados, en cambio, por los jurados profesionales de los países que participaban, que quisieron dar oportunidad a la propuesta explosiva de Chanel, así como a la Sam Ryder (Reino Unido), quien tenía un papel muy complicado en términos musicales.

Nada más conocer que “Stefania”, la propuesta de Kalush Orchestra, se alzaba con el micrófono de cristal, la pregunta era clara: ¿Dónde celebrar Eurovisión 2023? El presidente ucraniano, Zelenski, utilizó sus redes sociales para felicitar a sus representantes y anunciar que su intención era que el festival se celebrase en Mariupol, una de las ciudades más asediadas por los rusos. Desde los principales países europeos, así como organismos internacionales, las felicitaciones no se hicieron esperar.

Tal vez el que tenía un papel más complicado era Boris Johnson: Reino Unido estaba segundo. No en vano, poco pareció importarle tal dato, ya que fue uno de los primeros representantes de primera línea política en alegrarse por la victoria de Ucrania. Más tarde vinieron los organismos: Naciones Unidas, Comisión Europea etc. Por primera vez todos coincidían en que la victoria de un país en un festival como Eurovisión lanzaba un mensaje claro de rechazo a Putin.

Un festival con luces y sombras

No es oro todo lo que reluce. Eurovisión se ha visto envuelta en más de una ocasión en distintas polémicas. Y este año, bajo este contexto, no iba a ser menos. Su reglamento prohíbe de forma taxativa que cualquiera de los cantantes lance, ni antes ni después de su actuación, un mensaje político o reivindicativo. En 2019 la UER ya sancionó a los representantes de Islandia por mostrar una bandera palestina.

Es cierto que “Stefania”, la propuesta de Kalush Orchestra, no hacía ningún tipo de referencia a la guerra, ya que estaba compuesta antes de que esta se iniciase. La letra está dedicada a la madre de su cantante, aunque ahora en Ucrania se ha convertido en uno de los símbolos de resistencia.  No en vano, su cantante Oleh Psiuk, vocalista de la agrupación, pidió más ayuda a los europeos después de su actuación, y es esto lo que puede provocar que la organización lo pueda llegar a desclasificar.

Pase lo que pase, a la espera de que se confirmen los votos de algunos países, España se ha ofrecido a acoger Eurovisión 2023 y si se llega a confirmar tal circunstancia, generaría un debate interno de largo recorrido político.