La nostalgia, esa poderosa arma de marketing…

Páginas como ‘Yo también fui a EGB’, los relojes Casio, el fotolog y un largo etcétera no se han puesto de moda por arte de magia. Son símbolos de una generación y su resurrección es fruto de la nostalgia, ese fuerte sentimiento que el marketing sabe aprovechar como pocos.

El último ejemplo de esa morriña colectiva lo vivimos con el Paint y su muerte y renacimiento en apenas unas horas. Microsoft anunciaba en julio que en su nueva actualización iba a prescindir de este programa, que llevaba en nuestras vidas desde mediados de la década de 1980 y que sólo nos había demostrado lo malos que somos en las bellas artes (si es que a pintar con Paint se le podía considerar una bella arte). El día del anuncio las redes se inundaron de dibujos cutres hechos con este vetusto programa y Paint fue trending topic mundial. La campaña espontánea llegó tan lejos que Microsoft tuvo que dar marcha atrás a sus planes e incluir el programa en su nueva versión. Pero para descargar. Así es, amiguitos. Microsoft vio un filón y lo aprovechó. Iba a contar con Paint, sí, pero no por defecto. Su actualización ofrecería el programa de dibujo en forma de aplicación para descargar.

Somos adictos a nuestros recuerdos. Y los expertos en marketing lo saben. De ahí los ciclos en las modas o las reapariciones de ciertos productos y reposiciones de ciertas películas míticas de la década de 1980 y de 1990 como ‘Las tortuga Ninja’, ‘Los cazafantasmas’, o series en su versión cinematográfica como ‘Los vigilantes de la playa’ o los ‘Power Rangers’. La dualidad marca nuestras vidas, y ahora no sólo buscamos nuevas experiencias, también queremos revivir las que ya tuvimos. Por eso volvieron los vinilos y por eso lo retro está tan de moda.

Algunas firmas aprovechan este vicio por la melancolía anunciando cierres que luego no se producen. Otras, resucitan productos que hacía años que no veíamos en los supermercados ni en los kioskos, como el frigopie. Y algunos regresan, directamente, de sus tumbas, como la cerveza Moritz.

Los que ya pintan canas recuerdan su infancia como una etapa de diversión y tranquilidad y, a veces (más de las que les gustaría admitir) vuelven a ella en forma de ensoñación. Y esa ansiedad que nos produce el paso del tiempo se mitiga con cosas que nos hacen recordar lo que fuimos. Por eso ha tenido tanto éxito la serie Stranger Things (Netflix) y por eso todavía se llenan los cines cuando reponen los Goonies, por ejemplo. Pero no todo vale en el marketing de nostalgia. Sólo producirá impacto aquello que en su día dejó un poso. De ahí que la CherryCoke (al menos en España) haya tenido siempre mala suerte en todas sus intentonas.

Eso sí, si la campaña de marketing da con la tecla y toca la fibra sensible del consumidor objetivo tendrá el éxito asegurado. Ya lo aseguraba un estudio realizado por la consultora Euromonitor en 2012, que afirmaba que la gente es más propensa a pagar por productos y servicios capaces de recrear los sentimientos de seguridad y tranquilidad con los que se identifican las épocas pasadas.

Y tú, eres de los pocos que no tiene nada retro… No nos lo creemos