El peligro de los bulos en campaña electoral

Más País, la agrupación política de Íñigo Errejón, ha denunciado esta semana al Partido Popular ante la Junta Electoral. El que fuera miembro de Unidas Podemos emprendió esta acción al descubrir la existencia de una campaña oculta que apoyaba su candidatura y que, a su vez, trataba de desmovilizar a la izquierda.

La citada campaña consistía en varias páginas en diversas plataformas, como Facebook o Twitter, que publicaban posts en los que simulaban apoyar al líder de Más País en las próximas elecciones con la intención de romper el voto a la izquierda. Asimismo, se colocaron carteles en diversas zonas de las ciudades principales, mostrando en ellos sendas imágenes de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias bajo el lema “10-N: Conmigo no contéis”.

La polémica comenzó al hacerse público que esto lo había financiado una persona relacionada con Aleix Sanmartín, el gurú de la campaña electoral del PP y responsable también de la realizada durante las pasadas elecciones andaluzas.

Pese a que el financiador de las cuentas y carteles denunciados por Errejón se apresuró a desmentir que el partido que lidera Pablo Casado estuviera detrás de su actuación, la noticia se convirtió en tendencia en redes sociales, donde #PPTramposo tardó poco en situarse entre los temas de conversación con mayor número de interacciones y publicaciones.

A pesar de lo reciente de este hecho, no se puede calificar como novedoso o anecdótico. Las nuevas tecnologías nos han aportado numerosos avances en actividades que realizamos en nuestro día a día, como son comunicarnos o desplazarnos. Sin embargo, también se está utilizando el enorme potencial de estas herramientas con fines cuestionables, como la difusión de bulos en redes sociales y plataformas de mensajería.

Ahora nos encontramos en la denominada por algunos expertos como “era de la desinformación”. Las noticias falsas, aunque contengan datos o afirmaciones erróneas – inverosímiles a veces– corren como la pólvora y penetran entre los miembros de la sociedad, que tiende cada vez más a creerse aquello que escucha o lee.

En las elecciones estadounidenses, el tema de las ‘fake news’ (expresión inglesa equivalente a “noticias falsas”) marcó la campaña. Así, cuando aparecía en los medios alguna noticia contraria al candidato republicano, este la desmentía aludiendo que era una ‘fake news’ y contraatacaba utilizando la misma arma hacia su rival.

Este tipo de noticias suele aflorar en procesos electorales, y no solo en el país norteamericano. También ha aumentado su gravedad y profundidad en España. Basta con ver que están proliferando las plataformas de verificación de noticias e informaciones, como Newtral o Maldita.es , para percatarse de que se ha convertido en un inconveniente de enorme relevancia.

Este fenómeno no solo afecta a votantes con una u otra afinidad política, sino que los cabezas de lista no se libran de caer en esta “moda”. De hecho, los seis candidatos de los principales partidos están presentes en la web de Maldita.es por declaraciones, intervenciones y publicaciones en redes sociales que contenían bulos y datos erróneos que perjudicaban a otros partidos o alteraban, para su beneficio, el estado real del país.

Crisis reputacional

Según los últimos datos del CIS, el político mejor valorado es Pedro Sánchez con un 4 sobre diez. Independientemente del color con el que nos veamos más identificados, es preocupante que el político que goza de una mayor puntuación no alcance el aprobado. Por eso, podríamos hablar que los políticos se encuentran en una profunda crisis reputacional.

Nos encontramos en un momento delicado para la política española, que tendrá que darle la vuelta a la tortilla. Todo pasa por recuperar la confianza de los votantes, por plantear –ya sea con pacto de Estado o sin él– una campaña basada en los principios democráticos que nos enseñaron nuestros padres desde 1977.

Debe entrar como herramienta para difundir la nueva imagen que pretende darse y en la que realmente se debe estar poniendo empeño: una imagen de honestidad, de transparencia, de trabajo limpio y generosidad.